20 de dezembro de 2008

El arquitecto de las aves



En un pequeño taller de la calle Escalzo, bajo el compás del canto de sus jilgueros, Manuel Río Gaviño, más conocido como el Plumi, elabora jaulas artesanales para pájaros. Un oficio ancestral que heredó de su padre desde muy joven. «Empecé a los 18 años, cuando salía del trabajo con mi padre de la fábrica de mosaicos, en donde hacíamos losas y terrazos, me entretenía elaborando jaulas en casa», recuerda mientras barniza, con sumo cuidado, uno de estos armazones. Manuel siempre estaba rodeado de canarios y jilgueros, pero el apodo de El Plumi se lo pusieron sus amigos de la infancia por «el palomo que sacaba a la calle que tenía una de las alas color blanco», detalla. Sus manos ajadas ponen el máximo énfasis y cariño en cada encargo porque ésta es su pasión. «Llevo haciendo esto más de 50 años. Mi mujer me dice que los pájaros me van a volver loco. Yo no soy de ir al fútbol, mi vida son los pájaros y con esto no hago daño a nadie», cuenta este artesano de 72 años que ya es conocido fuera de la provincia. Alrededor jaulas de todos los tamaños, para cacería y concurso de silvestrismo, hechas con madera de ébano y metacrilato, un tipo de plástico. «Aquí viene gente de toda España gracias a las amistades y al boca a boca. Entre las Fuerzas Armadas existe mucha afición por el silvestrismo, prueba de ello es que militares y guardia civiles de Murcia y Córdoba me han hechos encargos», comenta con orgullo. Las jaulas de El Plumi son de total garantía por sus materiales, traídos de Sevilla y Valencia, y están avaladas por su gran experiencia. «Una jaula de estas dura toda la vida. Esas en donde están los jilgueros tienen más de 20 años», dice. Los secretos para hacer una buena jaula son diversos e influyen en la salud del pájaro, según este sabio artesano. «El bebedero tiene que ser de cinc porque el agua se mantiene mejor.
Los recipientes de cristal perjudican al ave porque el líquido se descompone antes.
Además, las jaulas tienen que tener un emparrillado de nylon para que el pájaro no pueda bajar al suelo y comer algún alpiste que haya estado en contacto con el excremento. Con ello también se evita que se maltrate el plumaje», refiere mientras escruta su jaula terminada en un día.

Jan Kubelik plays "Zephyr" by Hubay