Los años 40 fueron en Madrid los años de las ventas. De La capitana pasé a Villa-Rosa, donde ganaba también sólo para sobrevivir y donde actuaban muchos artistas flamencos de entonces, que luego nos volvíamos a encontrar muchas veces en otras ventas a donde nos contrataban. Uno de los cantaores mayores y más conocidos de entonces, que todavía vive, es Pepe el de la Matrona, hombre ocurrente que ha tenido una larga vida llena de peripecias, viajes y muchas anécdotas.
En los tiempos de Villa Rosa, Pepe e1 de la Matrona, que hoy debe andar por los noventa años, ya era bastante mayor, y solía decirle al guitarrista Manolo el Sevillano, que le tocaba muchas veces, que le avisara cuando tenía que salir cantando. Se ponía el Sevillano a tocar y a tocar, por soleá, por ejemplo, esperando que el de la Matrona saliera, pero pasaba el tiempo y Pepe no salía, a pesar de que el guitarrista le daba la entrada una y otra vez. Luego le decía Pepe al guitarrista: Llámame, llámame. Quizá Pepe el de la Matrona quería que el guitarrista le inspirara con su toque, o quizá lo dejaba tocar largo rato para tener él un respiro y no gastar mucho sus fuerzas.