13 de junho de 2012

Cancionero de Palacio

La poesía lírica surge como algo natural en la vida de los pueblos, porque está ligada al canto. Efectivamente, estas composiciones se cantaban en los distintos actos de la vida y así lo demuestran sus contenidos: canciones de boda, de siega, de romería ...
El tema más constante en todas ellas es el amor en todas sus manifestaciones: lamentación de la amada, el requiebro de amor por parte del enamorado, la relación amorosa en los momentos y lugares más propicios (el alba, fiesta de San Juan, el río, etc.).

En la península existen cuatro grandes núcleos líricos:
—arábigo-andaluz;
—galaico-portugués;
—castellano;
—catalano-provenzal.

Aunque cada uno de ellos presenta sus propias peculiaridades, Menéndez Pidal observó que, especialmente entre los tres primeros, se dan una serie de coincidencias temáticas y estróficas tan significativas que pueden considerarse como tres ramas de un mismo tronco. Efectivamente, sus tres manifestaciones más importantes —jarcha, cantiga de amigo y villancico de amigo— presentan, entre otras, las siguientes coincidencias:
—Contenido: la enamorada se lamenta por la pérdida, ausencia o tardanza de su amado.
—Confidente: la doncella enamorada suele encomendar sus quejas de amor a algo o a alguien que le sirve de confidente. Este papel suele desempeñarlo su propia madre, pero también pueden hacer de confidentes: sus hermanas («Garid vos, ay yermanelas»); las olas del mar («Ondas do mar de Vigo»); las flores del campo («Ai flores, ai flores do verde pino»), etc.
—Motivos comunes: También hay una serie de motivos que se repiten en los tres núcleos líricos: el río, como lugar ideal para el encuentro amoroso; las fiestas propicias para el amor: San Juan, la Pascua de mayo ... ; la cinta, como símbolo de virginidad, etc.
—Estructura estrófica: La cancioncilla inicial suele glosarse bien en estructura zejelesca, bien en estructura paralelística.


Lírica tradicional castellana :

El núcleo lírico más tardío, en cuanto a textos conservados por escrito, es el castellano. Ello no quiere decir que sea posterior en el tiempo a los dos anteriores, puesto que, como ha apuntado Menéndez Pidal, la lírica castellana se cultivó en la misma época que la arábigo-andaluza o la galaico-portuguesa. Lo que sucedió es que así como en estos núcleos líricos, una serie de autores cultos recogieron por escrito las cancioncillas tradicionales desde época muy temprana, en la lírica castellana hay que esperar unos cuantos siglos (hasta el XIV-XV) para que autores cultos castellanos las recogieran por escrito. Hasta este momento se transmitieron oralmente.

La composición más representativa de la lírica tradicional castellana es el villancico de amigo. Es una pequeña canción de dos, tres o cuatro versos, en la que una mujer se lamenta por la pérdida, ausencia o tardanza de su enamorado, que se desarrolla, normalmente, en estructura zejelesca.

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El Cancionero de Palacio (Madrid, Biblioteca Real, MS II - 1335), llamado a veces Cancionero Musical de Palacio (CMP) y también conocido como Cancionero de Barbieri, es un manuscrito español que contiene música del Renacimiento. Las obras que posee están recopiladas durante un periodo de unos cuarenta años, desde el último tercio del siglo XV hasta principios del XVI, tiempo que coincide aproximadamente con el reinado de los Reyes Católicos.
Alojado en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid, el Cancionero de Palacio (1474-1516), reúne más de cuatrocientas composiciones de diversos autores amén de un buen número de otros innominados. 
Juan del Encina (1468 - 1529) -poeta, dramaturgo y músico salmantino- destaca por encima de los demás con unas sesenta obras. 

El Cancionero constituye una antología de la canción polifónica que se pudo escuchar durante el reinado de los Reyes Católicos. De hecho, la corte de Isabel y Fernando se convirtió en centro de la actividad musical, y atrajo a muchos instrumentistas y compositores en su mayoría españoles. No hay que pensar por ello que estas canciones se escuchaban exclusivamente en la corte. Diversidad de escenarios e instrumentación, según disponibilidad y contexto, estaban probablemente a la orden del día.
 


Jan Kubelik plays "Zephyr" by Hubay