2 de janeiro de 2007

Gran Canaria Pinzón Azul

























El Pinzón Azul volverá a los pinares de Gran Canaria
Un ambicioso programa de recuperación y cría en cautividad devolverá a la isla uno de sus más preciados símbolos naturales

Parece mentira que sobre los ‘hombros’ de un animalillo de poco más de 16 centímetros descanse la responsabiliad de demostrar que la recuperación de los ecosistemas de Gran Canaria no es una quimera. La isla reverdece y con esta nueva etapa de recuperación vuelven los antiguos inquilinos de aquellos bosques legendarios que asombraran no ha mucho tiempo a propios y extraños. El pinzón azul de Gran Canaria volverá a cantar entre los pinos después de pasar por el duro trance de estar al borde de la extinción
















Pinar de Inagua, uno de los últimos reductos del Pinzón Azul de Gran Canaria. GUSTAVO MARTIN
En 1857, el naturalista Carlos Bolle recogió varios testimonios que hablaban de un pequeño pájaro de monte de color azul que poblaba los, cada vez más exiguos, pinares de la isla de Gran Canaria. Pese a sus esfuerzos, los pajarillos no aparecían por ningún lado y Bolle tuvo que dejar la gloria del descubrimiento de una nueva especie a un colega que, casi cincuenta años después, fue el primero en catalogar al Fritilla Teydea Polatzeki. J. Polatzek encontró un pequeño pájaro de 16 centímetros que presentaba notables diferencias con su pariente más cercano, el Pinzón Azul del Teide. El taxón grancanario presentaba un tamaño algo menor, un color azul más apagado que su primo tinerfeño y dos franjas blancas en las alas que sugerían que había que hablar de dos especies diferentes.

Pinzón azul en el pinzonario.
Este descubrimiento (realizado en 1905) provocó un despiadado interés por parte de los museos naturales del mundo, que se lanzaron a una encarnizada persecución y recolección de ejemplares que casi acabó con la especie. Esta caza indiscriminada, que se mantuvo hasta los años 60 del pasado siglo, y la progresiva disminución de la superficie de pinar acabó por arrinconar a una especie que estuvo al borde del peligro de extinción. La primera tregua llegó en 1982, cuando los montes de Inagua, Ojeda y Pajonales fueron declarados Refugio Nacional de Caza, protección que, pocos años después alcanzó a todos los pinares de la isla. Por fin, el pinzón lograba un santuario en el que sobrevivir, aunque la especie llegaba a este importante hito en serio peligro.
El pinzón azul, como ya se ha reseñado, es un pequeño ave de 16 centímetros de longitud, de preciosos tonos azules en el caso de los machos, y pardos oliváceos para las hembras. Como todos los pinzones, presenta un pico fuerte y robusto que le sirve para alimentarse de piñones y pequeños invertebrados, un alimento, éste último, de vital importancia en la época de cría. Su zona de distribución potencial son los pinares de la isla, aunque, en la actualidad, está restringido a los pinares de Inagua, Pajonales y Ojeda y al de Tamadaba. Las puestas, de dos huevos, se producen entre los meses de abril y julio y los pollos suelen abandonar los nidos a los 17 días.

El principal problema al que se enfrenta el Pinzón Azul de Gran Canaria es la fragmentación de su territorio. En la actualidad, existen dos poblaciones separadas. En la primera zona (Inagua-Pajonales-Ojeda) sobrevive una colonia de unos 200 ejemplares que constituye el núcleo de la especie. En Tamadaba, pese a la ausencia de cifras, se estima que sobrevivan unos 20 ó 30 individuos. En todo caso, la concentración de aves es muy escasa. Según los estudios realizados, la media de distribución en la primera zona es de 0,83 ejemplares por cada 10 hectáreas, cifras muy alejadas de los 2,72 pinzones que se registran en el norte de Tenerife. Factores como la destrucción del hábitat (corregido en los últimos tiempos con repoblaciones exitosas), la disminución de recursos hídricos (ya se han instalado bebederos artificiales con grandes resultados) y la presión por parte de sus depredadores naturales, han jugado en contra de una especie que ahora tiene motivos para pensar en un futuro prometedor.

En 1993 se inició un plan de reproducción en cautividad que ha tardado en dar sus frutos, pero que ya tiene cifras y números. Según el Cabildo de Gran Canaria, responsable de su conservación, en un plazo no superior a cinco años se procederá a la suelta de más de 80 ejemplares. Los primeros resultados ya se han producido. En 2004 nació Tafiro (en honor del Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria) y un segundo ejemplar fue criado con éxito en 2005. En la actualidad. Varias parejas reproductoras están continuamente controladas por los técnicos del Cabildo de Gran Canaria para garantizar el éxito de un programa que será, sin duda alguna, un magnífico complemento al recién adquirido status de Reserva de la Biosfera por parte de la isla.

Otras administraciones también se han interesado por el futuro del pinzón. El Gobierno de Canarias aprobó en abril de 2005 un plan de recuperación dotado con 1,45 millones de euros. Este plan contempla varios objetivos: el primero es incidir en la cría en cautividad y en la investigación de las contingencias por las que atraviesa la especie. También se apuesta por actuar de manera directa en el propio hábitat del pinzón, mejorando y ampliando la superficie de pinar y creando corredores naturales entre los distintos pinares de la isla. La tercera pata de este importante plan es sensibilizar a la población de la necesidad de preservar uno de los tesoros de los montes grancanarios. Seguro que en pocos años, ya no será extraño observar estos pequeños pajarillos azules entre los pinos de las cumbres de la isla
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Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Tafira
Vivero Forestal de Tafira.
35017 Las Palmas de Gran Canaria
Tfnos: 928 35 02 86
Fax: 928 35 35 60
e-mail: pcalabui@teleline.es
RD 57/2005 Plan de Recuperación del Pinzón Azul de Gran Canaria:















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